
Por eso alucinó aquella Nochevieja, cuando su
madre nos abrió la puerta mirándome desafiante con un gato negro en los brazos,
y tiró a propósito la sal durante la cena.
Cuando tras las doce campanadas sobró una uva
en mi platillo, tuve la certeza de que mi suegra estaba al tanto de mi
infidelidad y pretendía allanarme el camino.
Relato presentado en Diciembre de 2013 al primer I Concurso de microrrelatos 'La Radio en Colectivo' de Mislata Radio (http://radioencolectivo.blogspot.com.es/)
Eva, hay que tener mucho cuidado con las suegras porque son muy vengativas. JA ,JA ,JA ,muy simpático relato me lo pasé muy bien leyéndolo.Un fuerte abrazo, Sotirios.
ResponderEliminarSi te has echado unas risas, bien escrito sea. Esta suegra creo yo que le lanza indirectas muy directas y que le está facilitando las excusas, a fin de cuentas, la víctima es su hija . Abrazos, Soti
EliminarMe vasa acostumbrar mal -eva. Tus relatos son adictivos, simpáticos y buenos, se puede pedir más?
ResponderEliminarPor qué será que las suegras tienen tan mala fama, ¡mira que yo tendré que serlo y me da un poco de miedo!!
Besicos muchos.
Tú si que me vas a acostumbrar mal teniendo el detalle de decirme siempre cosas bonitas. Peor no te creas que mis relatos son todos simpáticos, no,no,no. Las suegras, yo ya casi em siento una, no tienen todas mala fama. la de mi marido, por ejemplo, es un sol, ja,ja,ja. Bicos.
EliminarQue bueno, me ha gustado muchísimo, y si, seguro que la suegra lo sabía todo.
ResponderEliminarSaludos.
Cuanto me alegra, Asun. Uno de esos que sino, no veían la luz. Un beso.
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