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viernes, 25 de diciembre de 2015

Amanece metrópolis

Clepsidra

 No había huellas de frío en su mirada, ni en sus recuerdos, ni entre sus manos. Todo en él era cálido y caoba. Nadie sabía por qué estaba allí, tan lejos de su origen, tan desarraigado, tan digno de compasión: solo sabíamos su nombre.
    El cielo morado prometía nieve sin tregua: los armarios ya se habían vaciado de gorros, bufandas y guantes. Sin embargo, Bahij apenas cubría su cuerpo con una túnica de vivos colores.
   Había aparecido un día en el parque, cuando los primeros carámbanos llenaron de puntillas los columpios. Pasó una tarde, para regocijo de todos, mirándolos, tocándolos, chupándolos, derritiéndolos entre sus dedos. Cuando el lago se congeló, le vimos tumbarse encima como si nadara, bailar patinando desde la orilla hasta el centro, tratar de cortar el hielo con un machete que, rápidamente, la policía le requisó.
    Con la primera nevada su sonrisa iluminó el barrio. Canturreando en un idioma extraño, capturaba con un pañuelo naranja los suaves copos que flotaban en el aire congelado de la mañana y los metía en un frasco de cristal. Nos reímos mucho, porque no imaginábamos la clase de tesoro que eran para él.
    Aquella misma noche se esfumó tal y como había venido: sin ruido. Su recuerdo quedó enterrado en nuestra infancia, como tantas cosas.
    Años después, durante un viaje por África para recopilar datos sobre el calentamiento global, aquella singular imagen de Bahij resurgió de mi memoria. Fue al escuchar la leyenda del hombre que, sembrando los campos con un tarro de espuma de agua traído del lejano norte, logró una prórroga vital para su poblado, condenado a la sequía por el cruel reloj del dios de la lluvia.

 
http://amanecemetropolis.net/clepsidra/ 

lunes, 21 de diciembre de 2015

Despojos




Paredes parlantes
Como sombras disipadas por un nuevo amanecer se fueron diluyendo las manchas de las jirafas, las nubes rosas y las estrellas del techo. Después fueron sustituidas por posters de jóvenes desconocidos y fotografías de lugares ignotos. Pero eso tampoco duró para siempre. Un día arrancaron todo y pintaron la habitación de blanco impoluto.  Fue después del accidente. Desde entonces, como luces reavivadas  por un nuevo atardecer, fueron apareciendo dibujos multicolores que hablaban de flores rotas.


Hambruna
Como sombras disipadas por un nuevo amanecer, huyen las cucarachas al encender la bombilla del sótano.  Soy el único de la casa que se atreve a bajar las escaleras, el único dispuesto a instalarse allí, a cazarlas, a alimentarse de ellas. El único al que sí le importa morir.




Relatos presentados a la semana 13 de la IX Edición de Relatos en Cadena.  (http://escueladeescritores.com/concurso-cadena-ser/ )

lunes, 14 de diciembre de 2015

Despojos



Injerencias
―Van a ir a comprarse un vestido nuevo y un helado, y después quedarán con Kent  para hacer una fiesta de cumpleaños a Nancy…
―¡No quiero! ―solloza ella ante los intentos maternos de desviar su atención― ¡Quiero que se  emborrachen, se monten en el Jeep de los Geyperman , se estrellen y después tirarlas a la papelera!
―Pero cariño…son tus Barbies nuevas, ¿por qué quieres hacerles eso?
―Porque son tontas, mamá ¿no lo ves? Se les seca el cerebro de no comer y se creen guapas. Lo ha dicho la señorita Marta.
La madre elude la ocasión de darle explicaciones peliagudas: prefiere reclamar a la profesora el importe de las muñecas.

Galán a la fuga
Van a ir a comprarse un vestido nuevo y un helado con el dinero que les ha dado la portera en compensación, pero saben que ni siquiera así se les quitará el disgusto. Y es que Doña Claudina no es capaz de diferenciar un ratón de un conejo de Indias: ella administra escobazos por igual a todos los roedores.  Sin embargo, esta vez se ha pasado con su ignorancia: Felipe no tiene la culpa de tener dientes de conejo e ir vestido de gris, ni de ser chiquito y escuálido, ni de haberse atrevido por fin, después de tanto pensárselo, a traspasar el portal con sendas rosas para ellas.

 

Relatos presentados a la semana 12 de la IX Edición de Relatos en Cadena.  (http://escueladeescritores.com/concurso-cadena-ser/ )


lunes, 7 de diciembre de 2015

Despojos



Polígamo
Las besa con suma conciencia para no equivocarse, solo así puede detectar cualquier atisbo de desconfianza y ponerle remedio antes de que degenere en un problema. Después se despide con una sonrisa, dejando bien amarrada la excusa, y corre al encuentro de la siguiente. De ese modo, haciendo malabares, logra que todas se sientan únicas, especiales y felices. Por eso no entiende la carta que ha recibido del juzgado, ni cómo ellas pudieron darse cuenta. Pero sobre todo, no comprende qué tiene de malo quererlas a todas.

Mastectomía
Las besa con suma conciencia para no equivocarse: primero la derecha, la sana, adorándola como siempre y después la izquierda, la reconstruida, dedicándole todo su amor. Y para terminar de diluir cualquier rastro de su miedo al rechazo, la mira a los ojos tratando de transmitirle, una vez más, que lo único que le importa es que siga viva y a su lado.

El príncipe ladrón
Las besa con suma conciencia para no equivocarse de piedra, fijándose en cada anillo. Después de treinta y tres damas, sesenta y seis manos y seiscientos sesenta dedos revisados, por fin reconoce el famoso diamante azul alojado en el anular izquierdo  de la invitada número treinta y cuatro. Al levantar la mirada, tratando de disimular su euforia, se encuentra con dos enormes esmeraldas que le miran, una sarta de perlas perfectas engarzadas entre enormes rubíes que le sonríen y una cascada de oro enmarcándolo todo. Es entonces cuando decide ampliar el objetivo y robar también su corazón.




Relatos presentados a la semana 11 de la IX Edición de Relatos en Cadena.  (http://escueladeescritores.com/concurso-cadena-ser/ )

jueves, 3 de diciembre de 2015

XV edición de la Sortija



Esta vez solo llegué a la preselección. Entre paréntesis el tema: la última palabra del micro anterior.

Magia (enamorado)
Sintió que las manos se le volvían ásperas, que su voz era demasiado ruda y su cuerpo demasiado grande y torpe como para estrecharla entre sus brazos. Tembló como un niño y a punto estuvo de llorar. Pero ella sonrió transformándole en un príncipe y todo se volvió fácil.

Argumentos pesados (hacerlo)
Tiró de mí con insistencia en dirección al granero. El corazón me latía desordenado. Bum, que sí; bum, que no. Me había depilado. No debía llegar tarde a casa. Era muy guapo. No debía engañar a Pedro.  Le pregunté su nombre, me gustó.  Así que ganó el sí.

Compulsión (tierra)
Su abuela decía que era la pica y que el niño que crecía en sus entrañas sería oscuro. Ella la comía a puñados y a escondidas: su favorita era la que estaba llena de gusanos y lombrices. Por eso el tirano nació una noche de tormenta en el cementerio.

Derecho de pernada (propiedad)
Todo era suyo. Todo. Menos mi mente. Allí se convertía, cuando trataba de poseerme, en lo que nadie osaba insinuar que era: un ridículo espantajo.

Esclavitud literaria (trilogía)
En el primero ya le había matado. En el segundo, lo resucitó. Cuando las fanáticas masas que idolatraban a su protagonista exigieron que continuara la historia, decidió suicidarse.

Borrón y cuenta nueva (fuiste)
Prometías tanto, mi media naranja perfecta, eras tan imprescindible que hubo un momento en que sentí que yo ya ni siquiera existía. Tuve que cortar por lo sano.
Ya no eres más que huesos; se han encargado de ello los gusanos.

Dignidad (caída)
Solo fue desde el bordillo de la acera, pero fue el peor batacazo de mi vida. No me hice heridas, ni siquiera me torcí el tobillo. Apenas me despeiné. Pero ella me estaba mirando.

Nostalgia (mar)
No era el océano de sus ojos, ni la playa de su vientre, ni las algas de su cabello. No era la brisa de su voz, ni el coral de su corazón. Era su sabor salado, a mar profundo y antiguo, lo que siguió torturándome tras nuestra zozobra.

Secuestro (Aguilera)
Sus dedos y sus piernas apenas le sujetaban ya, el sudor le escocía en los ojos. Por fin había llegado al nido superando el vértigo; había cosas que no se podían tolerar. El águila no estaba y su bocata de chorizo seguía intacto entre pelos de conejo y plumones.

El ciego de la esquina (guapa)
Aquella mañana había optado por un sombrero de mago, una túnica romana y unas botas de pocero. Sin nada más debajo, como siempre. Salió con su mejor sonrisa  a recolectar el deseado piropo que mantenía viva su ilusión de todos los días.

Rastros de caricias (mitón)
El director nos hizo formar a todos en el patio. Preguntó quién había sido. Ante el silencio general, procedió a revisar nuestros uniformes. Saqué pecho: había guardado el guante bajo mi almohada para conservar la fragancia del cabello de su hija.

Hipocresías (babor)
Se cuadraba a estribor delante de los padres de Belinda. Trataba de estar en el trabajo siempre en  la proa, despreciando a los de atrás. A veces lloraba en la popa, porque realmente, él escoraba a babor y solo se le notaba cuando estaba con sus colegas de cañas.

Oda al plátano (plátano)
Oro parece, dicen,
ese fruto tan dorado,
tan huérfano de redondeces,
tan por todos afilado,
Un oso cantó sus virtudes
a un niño asalvajado
y desde entonces se pela
con ritmo selvoafricano.
Plátano de mis delicias
yo te devoro en las noches
sin magnesio ni potasio .

El gusanillo (conciencia)
Lo encontré en una manzana, de casualidad. Casi me lo como. Pero empezó a echarme la bronca y decirme lo que tenía que hacer y lo que no. Pensé que igual algún día me resultaba útil y lo conservé en una caja de cerillas. 

Pasarela Cibeles  (chicha)
Allí no iba a encontrar nada de mi gusto. Y los estrafalarios modelos que envolvían a aquellos saquitos de huesos no ayudaban precisamente. Fue en el guardarropa donde, disfrazada con suspiros de resignación y sueños de gloria, hallé una mujer de verdad, con curvas en las que perderse.

Balines (medio)
Tras discutir una hora sobre quién había sido el autor del disparo mortal, decidimos repartirnos el triunfo salomónicamente. Yo conté que había hecho estallar la cabeza de una rata y él que había reventado sus tripas.

Estrategia de venta (potenciales)
No parecía muy convencido, así que tuve que recurrir a mi mejor labia: necesitaba mudarme cuanto antes. Le dije que las hermosas formas de la casa eran estilo Gaudí y que la decoración de la fachada era exclusiva, algo muy demandado por otros ilustres cangrejos ermitaños.

Alegato (sueño)
Me hipnotizó con un melón atado de una soga, tuvo que ser eso: o alguna pócima que escondía en su botijo y yo me bebí como agua. Porque de repente me desperté, como recién salida de un sueño, y estaba en el granero, desnuda y satisfecha.

Sinonimias (sinónimos)
Siempre decías que amar es lo mismo que perdonarlo todo, que perdonar es igual que olvidar, que olvidar es el lubricante imprescindible para seguir adelante en la vida. Ahora me acusas de no amarte: pero yo te he perdonado, he olvidado e intento seguir viva. Sin ti.
  
Conclusión (nada)
¿Se puede sobrevivir siendo solo una cáscara vacía? Pensaba que era imposible, que siempre habría algo dentro: un filete de corazón, una rebanada de cerebro o una cucharada de alma que, en algún momento de la vida, emitieran una señal de empatía al universo. Eso fue antes de conocerte.

Prácticas de física (fundo)
Soplete en mano, pruebo con el helado: efectivamente se derrite. Después con la vela a Santa Águeda que tiene mi abuela en la hornacina: acelero, supongo, sus deseos. Por último experimento con la especialidad de mi madre, según mi padre: las monedas tardan más que los billetes.

Ferrocarril (ventanilla)
No quiero separar mis ojos del cristal, no quiero perder ni un kilómetro. Alguien se disculpa por darme un codazo y un niño, sentado frente a mí, llora con desconsuelo. Me aíslo. El paisaje infinito parece una película. Quiero recordar el camino, quiero grabar cada fotograma de mi huida.

Arcadas (lamidos)
Empezó a verse su cara por todas partes, con la sonrisa hipócrita del que manipula conscientemente, con el descaro del que se cree en posesión de un buen pasaporte. Lamiendo traseros y otros órganos ajenos, se introdujo en sus gargantas hasta hacerles vomitar a todos su nombre.

El chino (condenado)
Enseñó sus manos limpias, su mochila, sus bolsillos. Explicó que había estado en la biblioteca estudiando, y que podían ir a corroborarlo allí. Pero no le quisieron creer. Necesitaban un culpable de las pintadas y les convenía que fuera él.
 
Supervivencia (ella)
Ella prefirió vivir debajo de una piedra a que la lapidaran cada día. Hasta que se convirtió en alacrán.

De letras y otros garrapateos (escribir)
Aprendió con un canuto y una regla de cinco centímetros y no sabía desenvolverse sin ellos. Pero la vida le sonreía como chupasangres.

Generoso (quilos)
Le dio todos los quilos de amor que tenía y se quedó más seco que la mojama. Pero feliz.

Mal de ojo (celar)
Notó que le crecían las orejas y el pelo se le caía a mechones cuando empezó a salir con la mejor amiga de su novia.

Líder de modas en ciernes (inmortales)
Probó mil lociones de farmacia, el remedio del vinagre de toda la vida e incluso la gasolina que había sugerido su abuelo. Pero eran indestructibles. Así que no le quedó más remedio que impulsar, en el colegio, el rapado integral de cabeza como último grito.


miércoles, 2 de diciembre de 2015

XVI edición de las Microjustas

Esta vez llegué a semifinales disfrazada de baldosa con estos micros:


Webcam (Desafío- ciberacoso)
Sus padres se ufanaban de la temprana sensatez que la distinguía de otros adolescentes: ella rehuía todo tipo de pantallas y jamás había sufrido nomofobia. No imaginaban que muchas noches despertaba aterrada, con aquellos insaciables dedos que no paraban de teclear exigencias manoseando sus sueños.
Aniversario (Desafío- maltrato de género)
Ella había horneado el besugo cuidadosamente, para que estuviera en su punto a la hora que llegaba de trabajar. Él entró con dos rosas blancas, sus favoritas. Ella se percató demasiado tarde de que no había puesto los tenedores de pescado en la mesa: las rosas se tornaron rojas.

Bazar de órganos (Usando el arma 'Negocios')
Mi curiosidad flotó hasta posarse en su tenderete. Ella era muy joven, tenía el pecho descubierto y un niño a sus pies. Pregunté cuánto pedía: me horrorizó su respuesta. Decidí pagar un poco más y llevarme dos por uno: un corazón roto no me servía para nada.

Primer amor  (Incluyendo 'seducción' en el 742 de Evergreen terrace)
Maggie reptó hacia el niño que había venido con las amigas de Marge Simpson a merendar. Le gustaba el aire de malote que le daba su pijama de rayas. Recurriendo a todo su poder de seducción, le ofreció su inseparable chupete y se cayó de bruces sobre él.

Membranas (Imaginando la infancia de Stalin)
Solo después de haber cercenado su pata izquierda, estrujaba las ranas hasta la muerte: los cadáveres amontonados en la orilla le causaban placer. Después empezó su colección de zapatos-maceta. Excepto los compañeros que habían aprendido a no reírse de su pie, nadie lo relacionó con los niños ahogados.

Y el los Dardos al Sol, Salamandra, como siempre, ni fú ni fá...

Muy fan (tema 'zote', 40 palabras)
El scanner confirmó la sorprendente imagen de la radiografía: aquello no era una encefalitis espongiforme, realmente el tipo tenía a Bob Esponja metido en el cráneo. Su mujer maldijo el capricho de visitar el radiactivo atolón de Bikini.

Tal astilla (tema 'derecho', 30 palabras)
Le puso varillas cuando nació, una guía siendo  joven y la ató a un poste de mayor. Pero ella seguía atormentándole con los rizos rebeldes de su alma.

Ingrediente secreto (tema 'cuba', 20 palabras)
El negocio floreció, tras la misteriosa desaparición del abad, por la fama del nuevo vino de ‘cuba consagrada’.
 
Cuarta edad (tema 'caballo', 10 palabras)
Disfruté siendo tu caballo sin mirarnos los dientes.