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domingo, 28 de diciembre de 2014

Despojos


Mi realidad
Este se va a enterar de lo que vale un peine, pensé mientras me zarandeaba. No sabes con quién te estás metiendo, imaginé que le decía cuando la sangre inundaba mi boca. Más vale que huyas, cobarde, le transmití mentalmente a punto de perder el conocimiento.  Cuando me abandonó sobre la acera dándome por muerto sonreí: Superman había ganado otra batalla contra el mal.


Asperger
―Este se va a enterar de lo que vale un peine y cada una de sus púas― me dijo el pequeño Germán al oído, mientras cerraba los puños con furia.
Yo no entendía nada: un peine  de plástico o metálico, que en ningún caso se vende con las púas por separado, a no ser que sea de plata u oro, como los de las princesas, no es excesivamente caro. En cualquier caso, dudaba de que a Jorge le interesara semejante información.  Cuando llegamos al banco donde estaba sentado con nuestra hermana, Germán no le dijo nada de peines, sino que, para mi sorpresa, le plantó un  puñetazo en la cara.




Relatos presentados a la Semana 12 de la VIII Edición de Relatos en Cadena .  (http://escueladeescritores.com/concurso-cadena-ser/ )

lunes, 8 de diciembre de 2014

Despojos



Pasional
Había escrito cien veces: te quiero. Pero ya no quedaba sangre en sus venas ni espacio a su alrededor, así que decidió cortarse las suyas también para seguir escribiéndolo por las paredes.

Tormentos
Había escrito cien veces: te quiero.  Don Demetrio se desesperó y mandó llamar a mis padres para contarles que mi comportamiento era intolerable, que él era un hombre felizmente casado, con familia y una reputación que mantener. Les dijo que era evidente que no servían de nada los castigos, que él ya no sabía cómo poner freno a mi libido adolescente y a mis pretensiones. Que yo era una jovencita muy especial pero que no podía conmigo.
Nada nuevo ni diferente de lo que me decía a mí cuando, después de desnudarme y acariciarme en la sala de profesores, tenía un ataque de arrepentimiento.

Silogismos extraños
Había escrito cien veces: te quiero. La ciento una decidí cambiar de táctica y escribí: te odio. Solo así logré captar su atención. Me miró con extrañeza, como si fuera imposible que existiera alguien en este mundo capaz de no amarle. Se preocupó, se miró al espejo, se apuntó al gimnasio, cambió de peinado y de coche. Fue entonces cuando me di cuenta de que gracias a escribir tanto, me había salvado de caer al vacío. 



Relatos presentados a la Semana 11 de la VIII Edición de Relatos en Cadena .  (http://escueladeescritores.com/concurso-cadena-ser/ )

lunes, 1 de diciembre de 2014

Ni yo ni nadie



   Está solo: un centollo descongelado y una ensalada de endivias esperan sobre la mesa. Enciende la tele para ambientar la noche: aún queda un cuarto de hora. Mira las uvas; redondas, jugosas, tiernas. Muy despacio comienza a pelar una, como si la desvistiera. Piensa en Virginia. Al desnudar la segunda se acuerda de Marga. Mientras  despepita la tercera, Alicia acude a su memoria. Nieves, la de la oficina; Ana, su masajista; Carla la del octavo… va exponiendo las pulpas traslúcidas, abriéndolas casi con ternura, arrancando las semillas de sus entrañas.
   Faltan cinco minutos. Sostiene la última entre los dedos pringosos. Parece especial: no se atreve a rasgar la piel ni a horadar su carne. En su mente es Patricia, la panadera.
   Comienzan las campanadas en todos los relojes y también en su corazón. Traga de golpe las once frutas vejadas y deja la intacta para el final. Con el último tañido, chupa despacio el hollejo áspero y después la muerde, disfrutando del jugo con placer.
  
Mientras el mundo brinda por el nuevo año, él sale de su apartamento. En un bolsillo del abrigo lleva el eterno estuche de Cartier, con la sortija once veces rechazada. En el otro, una navaja.


 Relato presentado el mes de Diciembre a ENTC (Tema:tras las campanadas del año nuevo) http://estanochetecuento.com/5-ni-yo-ni-nadie-eva-garcia/

martes, 25 de noviembre de 2014

Despojos



Un paso
En realidad esto del amor no tenía ninguna lógica, así que decidí dedicar mi vida al odio. Comencé odiando a todos cuantos no me habían amado y me sentí fenomenal. Después probé a odiar a los que tenían dinero, fama o belleza y, así, entré en una excitante escalada de éxito social por compartir mis puntos de vista con muchas personas. Pero entonces ocurrió algo muy lógico que no había previsto: yo también me convertí en objeto del desprecio popular y acabé odiándome a mí mismo. Mi muerte por desamor salió publicada en primera plana.

Mujeres…
En realidad esto del amor no tenía ninguna lógica, así que pegó el chicle en el pelo de Martina y le sacó la lengua. Quizá así entendiera que estaba loco por ella.

Intransigente
En realidad esto del amor no tenía ninguna lógica, por eso decidí dedicar el tiempo a desentrañar los misterios de las estrellas: al menos ellas eran puntuales todas las noches.



Relatos presentados a la Semana 10 de la VIII Edición de Relatos en Cadena .  (http://escueladeescritores.com/concurso-cadena-ser/ )

lunes, 17 de noviembre de 2014

Despojos



Alegatos
Empezó a pensar en un nuevo teorema que explicara la caída libre de los cuerpos a través de las ventanas sin ningún impulso adicional. Pero el juez ya había perdido la paciencia.

Genio incomprendido
Empezó a pensar en un nuevo teorema que explicara por qué, de repente, había empezado a llover hacia arriba. Realizó unos cálculos rápidos sobre la trayectoria y densidad de las gotas de agua que resbalaban desde su barbilla hasta la frente, pero, cuando iba a tomar unas muestras, oyó la voz de su madre gritándole como siempre:
―¡Carlitos! ¡Te he dicho mil veces que no te cuelgues así del árbol, que se te baja la sangre a la cabeza! ¡Y entra en casa, que está lloviendo!

Dieta mental
Empezó a pensar en un nuevo teorema cuántico, por pasar el rato, mientras la peluquera le aplicaba unas mechas cobrizas. Era la nueva moda. Las famosas estaban entusiasmadas y no paraban de hablar de sus bondades y lucir sus resultados. Ella dudaba de su efectividad, no comprendía que hubiera tanta diferencia, a la hora de quemar calorías, entre dedicar las neuronas a sus cosas y comerse la cabeza con fórmulas infinitas.


Relatos presentados a la Semana 9 de la VIII Edición de Relatos en Cadena .  (http://escueladeescritores.com/concurso-cadena-ser/ )