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domingo, 28 de febrero de 2016

La Catrina

Trepaba por el amanecer persiguiendo la luz a través de neblinas oscuras, aferrando la incipiente mañana, tratando de adivinar dónde estaba y, sobre todo, quién era. Seres incorpóreos tironeaban desde sus pesadillas,  susurrándole imágenes perturbadoras que intentaban interrumpir su despertar. Rebautizarse cada día, para no caer en la espiral tentadora de irrealidad que amenazaba con succionarle, era un rito imprescindible para conjurar sus terrores. Cada noche, sin embargo, se entregaba agradecido a la inconsciencia que borraba el cúmulo de angustia vital. 
Y así, su existencia flotaba en un caldo espeso que, sin ahogarle, le impedía avanzar. Hasta que una vez soñó con ella: desde entonces,  hallarla fue su esperanza.
La encontró por fin una tarde, precedida por un gato negro que marcó su destino enredándose entre sus piernas. El golpe en la nuca contra el suelo del callejón fue el beso que ella había escogido para concederle la ansiada libertad.


Relato presentado y semifinalista en el concurso de Onda Cero Lugo  y librería el Gato Neghro
http://microrrelatosdogatoneghro.blogspot.com.es/2016/01/i-certame-micro-relatos-do-gato-neghro.html
http://microrrelatosdogatoneghro.blogspot.com.es/2016/06/semifinalistas-do-i-certame-de-micro.html

jueves, 25 de febrero de 2016

Amanece metrópolis

Foto: Eva GarcíaLa curva de su sonrisa

Hoy es la fiesta. Hace mucho calor. Mi madre disfraza a Sara con alas de hada y un inusual vestido de tirantes. Después la maquilla. Ella se cambia la raya de lado dejando el cabello suelto sobre su espalda. Yo tengo que ponerme de largo, como un ninja. Nos abraza con cuidado, rogándonos que nos portemos bien: papá está nervioso porque quiere causar buena impresión. Al salir, nubes negras presagian tormenta y mamá se queda llorando porque no ha logrado disfrazarse.
Cuando llegamos, los Fernández reciben encantados a mi padre. Enseguida se pone el traje de payaso y se dibuja la enorme sonrisa roja. Todos, niños y mayores, rien alborozados con él.
Suena un trueno y comienza a llover. Pedrito y su primo proponen que salgamos al jardín, a desafiar a los relámpagos. Me niego e intento disuadirles, pero ellos nos arrastran fuera, llamándonos cobardes. La lluvia nos empapa; los brazos de Sara se despintan y florecen los cardenales de su blanquísima piel. Al escuchar su llanto, algunos invitados acuden preocupados. Un silencio espeso nos rodea: rezo asustado para que nadie se empeñe en quitarme la ropa mojada.
Tras el ventanal, se invierte la sonrisa de papá resquebrajando su máscara.


http://amanecemetropolis.net/la-curva-de-su-sonrisa/
http://estanochetecuento.com/17-la-curva-de-su-sonrisa/
http://gotasdeluzpalida.blogspot.com.es/2014/02/la-curva-de-su-sonrisa.html