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domingo, 29 de mayo de 2016

Finalista Wonderland

Idiosincrasia familiar

Desde el otro lado del planeta se extiende un cordón transparente que mantiene unido el corazón de mi abuela con el de un señor australiano. Mi familia está acostumbrada: tratamos de no pisarlo para ir al baño cuando la mecedora está instalada en el salón. Pero cuando vienen visitas es otro cantar: resulta difícil explicarles lo del cocodrilo que se comió al abuelo por salvar a un aborigen, lo de la magia maorí y lo de que si se estropea ese lazo que tanto les cuesta percibir atravesando las baldosas, la abuela se morirá de tristeza y nosotros de vulgaridad.



Despojo de REC reciclado, finalista en Wonderland de RN4
http://blog.rtve.es/wonderland/2016/05/guardando-las-distancias-jos%C3%A9-manuel-dorrego-guanyador-de-la-setmana.html

domingo, 15 de mayo de 2016

P.M.I 2016



Mensajes del agua
Hacía semanas que  no competíamos por encontrar la caracola más grande, la concha más bonita, la madera más antigua.
Hacía semanas que el mar nos abrumaba con rastros de vidas ajenas.
Los recogíamos, curiosos, aventurando historias felices, imaginando existencias no tan lejanas.
No hablábamos de un mismo destino. No hablábamos de un triste final.
Aquella familia sonriente de la foto arrugada se parecía a la del alcalde. Hasta tenían un perro. La pareja enamorada de su bebé podrían haber sido los nuevos vecinos. El bastón tallado no era tan diferente del que tenía el abuelo, la muñeca despeinada, de la que aún me esperaba a mí cada noche apoyada en los almohadones de la cama. El chupete rosa enredado entre las algas nos había encogido el corazón.
Guardábamos aquellos tesoros en una caja del garaje porque, inocentes, deseábamos que algún día sus dueños vinieran a buscarlos. Y nos afanábamos en recorrer la playa cada tarde para que el mar no volviera a apoderarse de ellos.
Hasta que encontramos a Ahmad.
Desde entonces nos prohibieron acercarnos a la orilla. Como si en el fondo no hubiéramos imaginado ya de donde procedían todas aquellas cosas. Como si no escucháramos las noticias. Como si no quisieran que viéramos la realidad. Como si no quisieran verla ellos. Como si los mayores, los que mandaban en el mundo, se fueran a ocupar de que aquello terminara y no volviera a suceder.


jueves, 5 de mayo de 2016

Metamorfosis



    Cuando por fin pisé Cala Cerrada, me derretí en aquella arena que había barnizado de cuarzo nuestros cuerpos la primera vez. Dejé escapar el grito que me ahogaba en un inútil intento de que me escucharas: fue el preludio de la erupción de lágrimas que había logrado contener hasta ese momento.
   Vacía, te recordé: hermoso, cálido, vital, profanando mi paz, alborotando mis sueños, sembrando aquella adicción en mi alma. Te maldije: por el amor eterno que me habías jurado, por intentar convertir mis huesos en espinas, mi piel en escamas, mi voz en un canto inaudible, por haber decidido ser pez sin esperarme. Te invoqué, tratando de imaginarte nadando hacia mí entre las posidonias de aquella pradera oculta, salir del mar resplandeciente y envolverme en tu abrazo de sal.
   Nada de ello sirvió para recuperarte, para que el Mediterráneo te escupiera hacia la playa, para percibir alguna señal de que seguías existiendo más allá de las olas.
   Aun así, mis pies, tan terrenales, titubearon.  A mis espaldas, la cuesta de ascenso al mundo se me antojaba infinita. Frente a mí, el azul profundo resultaba tentador.
  Hoy, nereida desorientada  sobre las rocas, sigo buscando tu voz en todas las caracolas.




Relato finalista en el IV concurso ELACT "Lola Moreno". Tema: amor en Cartagena. (http://encuentroliterario.wix.com/elact#!blog/c3s )

lunes, 2 de mayo de 2016

Monstruo abisal




Debió ocurrir un día que buceaba cuando me lo tragué . Sería aún pequeñito, porque ni me enteré ni nada. Fue mucho después de salir de aquel océano en el que había estado disfrutando de la sal de la vida cuando lo supe.
Empezó a hacerme cosquillas en la barriga y, a veces, hasta me daba pellizcos. Muchas noches no me dejaba dormir: me calentaba los pies y la nariz para que me levantara de la cama.
Un día me cansé, porque me chupaba demasiada energía y me daba mucha lata, y fui al médico a ver si me lo podía sacar, para meterlo en un acuario o algo así. Pero después de hacerle una foto con una cámara de esas que lo ven todo por dentro, negó pesaroso con la cabeza:
―Es mejor que te hagas su amigo para siempre ―me dijo.
El bicho, que parecía un pulpo, salía sonriente aferrado a mi hígado saludando con una pata: estaba claro que no iba a dejar que lo desalojaran por las buenas.
Desde entonces le llevo de excursión al mar y, mientras me empapo de salitre azul, le cuento historias alegres esperando que se vaya, harto de mí, por donde vino.








Relato presentado al tercer bimestre dedicado al día internacional de los océanos en el blog Esta Noche Te Cuento.  http://estanochetecuento.com/10-monstruo-abisal-eva-garcia/