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martes, 25 de noviembre de 2014

Despojos



Un paso
En realidad esto del amor no tenía ninguna lógica, así que decidí dedicar mi vida al odio. Comencé odiando a todos cuantos no me habían amado y me sentí fenomenal. Después probé a odiar a los que tenían dinero, fama o belleza y, así, entré en una excitante escalada de éxito social por compartir mis puntos de vista con muchas personas. Pero entonces ocurrió algo muy lógico que no había previsto: yo también me convertí en objeto del desprecio popular y acabé odiándome a mí mismo. Mi muerte por desamor salió publicada en primera plana.

Mujeres…
En realidad esto del amor no tenía ninguna lógica, así que pegó el chicle en el pelo de Martina y le sacó la lengua. Quizá así entendiera que estaba loco por ella.

Intransigente
En realidad esto del amor no tenía ninguna lógica, por eso decidí dedicar el tiempo a desentrañar los misterios de las estrellas: al menos ellas eran puntuales todas las noches.



Relatos presentados a la Semana 10 de la VIII Edición de Relatos en Cadena .  (http://escueladeescritores.com/concurso-cadena-ser/ )

lunes, 17 de noviembre de 2014

Despojos



Alegatos
Empezó a pensar en un nuevo teorema que explicara la caída libre de los cuerpos a través de las ventanas sin ningún impulso adicional. Pero el juez ya había perdido la paciencia.

Genio incomprendido
Empezó a pensar en un nuevo teorema que explicara por qué, de repente, había empezado a llover hacia arriba. Realizó unos cálculos rápidos sobre la trayectoria y densidad de las gotas de agua que resbalaban desde su barbilla hasta la frente, pero, cuando iba a tomar unas muestras, oyó la voz de su madre gritándole como siempre:
―¡Carlitos! ¡Te he dicho mil veces que no te cuelgues así del árbol, que se te baja la sangre a la cabeza! ¡Y entra en casa, que está lloviendo!

Dieta mental
Empezó a pensar en un nuevo teorema cuántico, por pasar el rato, mientras la peluquera le aplicaba unas mechas cobrizas. Era la nueva moda. Las famosas estaban entusiasmadas y no paraban de hablar de sus bondades y lucir sus resultados. Ella dudaba de su efectividad, no comprendía que hubiera tanta diferencia, a la hora de quemar calorías, entre dedicar las neuronas a sus cosas y comerse la cabeza con fórmulas infinitas.


Relatos presentados a la Semana 9 de la VIII Edición de Relatos en Cadena .  (http://escueladeescritores.com/concurso-cadena-ser/ )


jueves, 13 de noviembre de 2014

Final de la Sortija

Creo recordar que cada sortija en la que he participado me han escogido como uno de los seis 'finalistas' y sin embargo, nunca llegué a una final. Esta vez lo logré y tuve que enfrentarme a Colorín Colorado, que no era otro que mi amigo el oso diablillo Arktos disfrazado de lindo pajarito, y que además es un perro que no ladra, dice él, que cuando ladra lo hace genial. Los jueces decidieron darme a mi el triunfo, pero yo no lo veo tan claro... La palabra inicial era otro animalito:




                                     El camino (Tortuga)
   Iba despacio y vivió muchos años porque absorbía, saboreándolas con fruición, la energía y la belleza de todo cuanto la rodeaba. Otros volaban a su lado alcanzando objetivos efímeros, peleándose con el tiempo, estrellándose contra los obstáculos.
   Pero ella solo alcanzó la meta cuando murió.

 
                                    Todos los santos (murió)
  Son buena gente, aunque me molesta un poco que se me lleven el ojo de cristal para contactar con sus parientes vivos.


                                      Congruencia (vivos)
   No soportaba ir de pesca: los gusanos se retorcían al pincharlos en el anzuelo y los peces seguían moviéndose una vez fuera del agua. Cuando ahogaba las arcadas, su padre le miraba con desprecio: decidió que a él también lo prefería muerto el día que se cayó del muelle.


                                   Muelle de San Blas (muelle)
   Acude todas las tardes. Negro cuervo para unos, cisne negro. Siempre sobre las seis, justo antes de que regresen las barcazas. Si está segura de que nadie la observa, retira brevemente su pañuelo, con un mohín coqueto, y me regala un guiño de su ojo amarillo.


                              Capitán Pescanova (amarillo)
   Supo que sería su medio limón cuando para su primera cita, aquel día de lluvia, escogió como indumentaria un horrendo impermeable de color mala suerte.



                                          De golpe (suerte)
  Ahora abría la nevera y no veía el fondo.
  Y lo mismo con el armario de la ropa, con el garaje, con el rinconcito para por si acaso, con la educación de los pequeños, con las escapaditas románticas, con sus anhelos satisfechos, con el cajón de los ansiolíticos.


Fue un verdadero placer, Miguel, cruzar anillos contigo.

martes, 11 de noviembre de 2014

XIII Edición de la Sortija

 
   Estos son los micros que me llevaron a ser finalista en mi torneo favorito de las Microjustas: la Sortija. Entre paréntesis, la  palabra que debe ser el tema del micro (que es la última del relato precedente en la sortija)



La celadora (arte)
Sacó un bono y acudía al museo cada día para admirar en voz alta las esculturas magistrales, las pinturas maravillosas. Pero por el rabillo del ojo  no perdía detalle de lo bien hechas que estaban sus curvas y lo bien que le sentaba el uniforme.

Killing me softly (piedra)
Estrellé todo mi amor contra su corazón impasible, derramé mi vida a su alrededor sin que se inmutara. Nunca supe decirle que no, a nada, porque una vez me regaló una sonrisa que envenenó para siempre mi alma.

La luz (vida)
Me despido de los murmullos apagados, del relajante baño a temperatura perfecta, del latido tranquilizador que me ha acompañado siempre. Una bofetada de aire, un barullo de sonidos sin tamizar, un contacto hasta ahora desconocido me arranca cruelmente de la placidez. Creo que he llegado a mi destino.

Frases hechas (canutos)
Para demostrarle que mentía, no solo hizo la O con el canuto, sino que llenó el aire de filigranas de humo que representaban todo el abecedario e incluso formaron palabras. Los que supieron leerlas, alucinaron.

Renacimiento (anterior)
La vi cruzar el patio, peligrosamente armada con sus tijeritas escolares. Se detuvo frente a la ropa tendida y comenzó a recortar, con saña, su baby rosa: después se cercenó las trenzas y, con un gesto de triunfo, las lanzó al pozo. Esa tarde se convirtió en mi heroína.

Sin Paula (golpe)
Ella se quedó muda, él se hundió en la miseria. Ambos acabaron destrozados entre rejas: sin vida, sin ilusiones, sin alegrías, atormentados por su ausencia y por el recuerdo de aquella travesura que, aquel día, les  pareció tan intolerable como para merecer un ‘buen castigo’.

Bruja (todos)
El de los ojos dulces arañaba su alma; el rubio de ojos verdes le arrancaba una sonrisa; al gordito de rabo desproporcionado se lo habría comido. No sabía cuál escoger, todos tenían algo que alegraría su corazón. Al final se quedó con el negro por pura tradición.

¿Bombones? (llevar)
Era feliz con su camión de reparto. Fantaseaba con las formas de los paquetes, las caras de los destinatarios, la letra de los remitentes, imaginando vidas ajenas. Pero aquella tarde su profesionalidad se desmoronó, cuando tuvo entre sus manos aquella caja roja que debía entregar a Penélope.

Inseguridad (cae)
Cree que no puede, no sabe que sí. Mira sus piernas, sus brazos, busca el centro de equilibrio y siente pánico porque no encuentra el valor. Los demás gritan. Está en peligro: debe cruzar. Cierra los ojos, da el primer paso, pero después los abre: tiembla y se desploma.

Recursos (voy)
La varita se atascó con tanto hechizo,  incrementando  la impaciencia de la reina y el apuro del hada madrina.
―Ya son las cinco, estúpida―espetó la soberana.
―Lo siento, alteza, olvidé engrasarla con aceite de gusano cojo. Ahora mismo voy a la cocina y caliento el té en el microondas.

Así estoy yo sin ti (Manzanares)
No soy. Mis piernas caminan por mi, mis pulmones respiran por instinto y mi corazón late por inercia. Extraño por la vida, extranjero en mi casa. Lo entendí cuando paseando por la ribera de aquel afluente del Jarama, vi, por tener ojos, un pato despistado.

Gran talento o mínimo esfuerzo (blancos)
Clase de dibujo infantil: María colorea mariposas,  Alicia adorna con flores la escena familiar. El pequeño  Luis mira atentamente su folio en blanco y me lo entrega.
―Es un oso polar camuflado con harina y nata, jugando al escondite  en la nieve―explica sin ningún rubor.

Depredación y supervivencia  (araña)
Con cada ojo vigilaba una pata, con cada pata controlaba una presa, con cada presa aseguraba un mes de manutención. Rompí su trampa por pura maldad disfrazada de interés científico: envidiaba semejante eficiencia. Y ella reconstruyó su imperio sin molestarse en mirarme, trabajando incansable en sus asuntos.

El coleccionista (vitrina)
Rubias, pelirrojas, morenas, lisas, rizadas, cortas, largas: aquella vitrina estaba llena de melenas recolectadas tras largos años de oficio. Cada noche cubría su calva reluciente con una distinta y se sumergía en las venas de la ciudad. Le pilló desprevenido aquel violento ataque de piojos zombis.

Gula (todo)
Sintió el vómito acudiendo a su boca: y lo tragó. Sintió el asco y la naúsea apoderarse de todos sus sentidos: pero continuó. Percibió su intestino repleto, desbordándose: rebañó lo que pudo con pan. Ya había conseguido comérselo todo cuando el estómago le reventó.

Gula 2 (sed)
A pesar de haberle reventado el estómago, bebió cuatro pintas de cerveza: comer siempre le daba sed. Cuando empezó a chorrear líquidos diversos  por todos los orificios del cuerpo decidió cambiar de pecado y desató  una ira inmensa a causa de la traición de sus órganos.

Amistades peligrosas (amistad)
Él era de la tribu de los lanceros; ella, escudera por parte de madre. Conocían al dedillo la historia de Romeo y Julieta pero, entre bambalinas, cuchicheaban juntos para quedar cuando acabaran las justas y se reían de semejante destino. Sin embargo, no supieron eludirlo.


Alérgico (hada)
Aquel año tuve que vacunarme contra sus polvos, porque ya no sabía prescindir de ella. Cualquiera se hubiera rendido a aquella vida mágica y sin complicaciones, en la que todo estaba a mi alcance solo con pedirlo entre estornudos.


Hábitats inhóspitos (día)
Amaneció cubierto de rocío, sin recordar quién era, una vez más. Disfrutó viendo despertar  a las margaritas, escuchando el silencio de los grillos y el canto de los pájaros. Se hubiera quedado allí eternamente, formando parte de ello. Pero cambió de idea en cuanto le picó una  escolopendra.

Perdida (brújula)
Cada mañana del trabajo a casa y vuelta a empezar con la rutina ; desayunos, mochilas, compra, comidas, actividades, meriendas, cenas, cuentos… y a trabajar. Hoy no supe volver a casa y desde la farola, seguí el rastro de la luna hasta el río para encontrar mi norte.

Microorganismos (despreciable)
Como hay que adivinarlos, sospecharlos, presumirlos: son tan pequeños, minúsculos, invisibles, mucha gente no cree en ellos hasta que los padece o hasta que ve sus efectos de cerca, cuando es demasiado tarde. Es entonces cuando lamentan no haber gastado más jabón.

Amor sordo (verso)
Toda ella era poesía, aunque resbalara con las comas, tropezara con los puntos y se le atragantaran las erres. Un pestañeo de sus ojos verdes, un temblor de sus labios rojos, un rizo de su pelo rubio, no precisaban de mares, corales u oro con los que compararlos.

No más (carbón)
Lo tenía todo planeado: solo podía haber un proveedor en el pueblo y era Cecilio, el carbonero. Antes de que llegara la noche fatídica, convertiría su almacén en una enorme barbacoa. Ese año se había esforzado mucho en ser bueno, merecía una bici, cavilaba mientras contaba las cerillas.

Malage (aprobaría)
Había estudiado mil horas para ser el mejor de la clase, aprobarlo todo y que ella se fijara en él y cambiara de favorito. Pero entonces volvió Chipi.

Nobleza obliga (reconocieron)
Llamó a su puerta pidiendo trabajo, desesperado. El hijo fue el encargado de la entrevista y, en cuanto entró al despacho, ambos se reconocieron. Chipi había seguido el camino que todos esperaban; la bestia insana, también. Conmovido, le extendió una nota junto a un cheque al portador.

Sin esperanza (color)
Decían que era daltónico porque no era capaz de ver nada verde; pero en realidad, era una extraña mezcla de inocencia y pesimismo crónico.

Lalalá lariroriro (estribillo)
Fue con la misma ducha bajo la que nos martirizaba cada mañana: se la metí en la boca hasta que ahogué para siempre la cantinela.

Porque ella lo vale (televisiva)
Empieza el día con energía tomando cereales Kellogs con Colacao, que también lo toma en la merienda porque es ideal, y refuerza sus defensas con Actimel. Después se sienta en el sofá a hacer la lista de la compra estudiando  los anuncios con ojo crítico.

Tercer acto, escena patética (calavera)
─Robar o no robar, esa es la cuestión─ declamó, dirigiéndose a la calavera de un obrero muerto de hambre que sostenía en la mano.
Y el público se deshizo en lágrimas de comprensión.

Mirándote (canal)
Imagino una góndola de hielo resbalando por ese canal, explorando las profundidades de tu escote, sobresaltando tu ombligo y deslizándose, cada vez más menguada, hacia el barranco ardiente en el que se fundirá, entre el oscuro oleaje de tus humedades secretas.

Horas tristes (fin)
Se acabó la diversión, sin tiempos felices. Los unos respiraron aliviados, los otros suspiraron nostálgicos. Cuando apagaron las luces, rodaron lágrimas por el anillo en un círculo infinito y vicioso.