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lunes, 30 de mayo de 2022

El quebrar del cascarón

 

   Sabía cómo respiraba. Cuando la vida fluía dulce y la brisa entrelazaba aromas de flores al sol, tomaba aire: cuando el frío cristalizaba las nubes, se le congelaba el aliento. Sabía de su pinza, como de langosta, dispuesta a cercenar lo feo, de sus alas de plumón para cobijar, de su oreja enorme de elefante africano que lo escuchaba todo, de sus miembros suaves que acariciaban señalando la luna. Le vi alimentarse, digerir venenos y delicias para crecer equilibrado. Esperé durante años que rompiera la corteza.

 

   Ahora sé que el veneno le provoca cólicos de ira y los manjares un ansia feroz; que tiene atrofiadas la oreja y las alas, que la pinza se ha vuelto indiscriminada. Que le ha surgido una boca con colmillos afilados que muerde y vocifera, unas garras que ignoran el cielo. Le siento taladrar la realidad para tomar el control, carcomer tu piel para emerger. Como una larva que sabe que ha llegado su momento. O el mío.

 

   Y aquí estoy, buscándote en sus ojos. Una garra estrangulando mi muñeca, sin oreja que escuche. Dos bocas a punto de gritar, la mía de miedo. Y a diez centímetros de ambos, el mango de un cuchillo.

 

Relato presentado a la cuarta convocatoria de Esta Noche te Cuento 2022, inspirado en bichos (https://estanochetecuento.com/el-quebrar-del-cascaron/)