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viernes, 1 de octubre de 2021

Anatomía de un calamar


 

  Daniela prefiere las sardinas asadas, con sus tripas intactas. Últimamente le apetecen mucho. Pero él ha traído chipirones. Los quiere rellenos.

  Trata de evadir la mente mientras los limpia, aunque no puede evitar el temblor de manos al vislumbrar en esos ojos fijos e insensibles la mirada de su padre. Los tentáculos llenos de ventosas parecen sus dedos viscosos, atrapándola, explorando ásperos cada resquicio. Imagina su nariz ganchuda al arrancar los voraces picos de loro. Y esa gelatina blanca que se adhiere a sus dedos la lleva al borde de la náusea.

  La arcada incontenible llega cuando, del interior de uno de ellos, sale un pescadito medio devorado, se escurre sobre el montón de entrañas y desaparece para siempre por el desagüe del fregadero. Recuerda otro desagüe, el sabor amargo del bebedizo de ruda y artemisia mezclado con lágrimas, dos pececillos ensangrentados perdidos por las cañerías. Recuerda querer morirse, recuerda querer matarle.

  Suenan pasos. Traga saliva. Apura la labor con la receta que usaba su madre, como él exige. Meter ese relleno en los cuerpos es antinatural. Se estremece. Acaricia su vientre. Llora. La cadena del tobillo frustra, una vez más, su intento de alcanzar el veneno de las cucarachas.

 

Relato presentado a la septima convocatoria de Esta Noche te Cuento 2021, inspirada en el miedo y la ansiedad ( http://estanochetecuento.com/02-anatomia-de-un-calamar/ ‎)