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viernes, 30 de julio de 2021

Falacias

Dibujo Paloma Casado

  Era mentira que de su pelo se desprendieran escamas de oro, que de sus labios brotaran mieles y de su cuerpo una fragancia irresistible. No era verdad que tuviera voz de ángel y todos la adoraran por su aura multicolor.
   Era caspa, eran babas, era pestilencia. Eran timbre chillón y gusto aberrante.
Los pájaros entonaban trinos a su paso; los gatos, coros de maullidos a sus pies, y en las noches de verano, las luciérnagas flotaban a su alrededor como si fuera la reina de las hadas.
   Trucos baratos de vulgar embaucadora.
   Yo no podía respirar si sentía sus ojos sobre mí, ni osé jamás aproximarme o dirigirle la palabra. Resistí.
Enroscado en mi razón, tratando inútilmente de abrir ojos ajenos a la evidencia, me fui consumiendo. Me volví de color verde. Comencé a tragar culebras, a roer cortezas, a respirar polvo rancio, a beber hiel, a devorar gusanos. Hasta que por fin, por pura cabezonería, me transformé en un ser sorprendente, como ella. Mucho más en realidad.
  
Pero no logré que nadie se derritiera por mí. Porque las malas lenguas, impregnadas de envidia, se   inventaron que las bellas mariposas grises que me salían por el culo olían a mierda.

 

Relato presentado a la quinta convocatoria de Esta Noche te Cuento 2021, inspirada en la envidia y los celos (https://estanochetecuento.com/24-falacias/ )

viernes, 16 de julio de 2021

Final anual de Relatos en cadena 2020-2021

 

  El pasado lunes día cinco fue la final de relatos en cadena de esta temporada. No aspiraba a nada pero me llevé la alegría de que el jurado considerara mi microrrelato en tercera posición, un triunfo para mí. Aquí el video del programa:

y aquí los podcast de la lectura de todos los Relatos finalistas

Feliz.


Coartada
   Su marido era insufrible, siempre nos dejaba a los demás en ridículo. Apenas se podía creer que fuera tan perfecto: guapo, atlético, no bebía, no fumaba, atendía a los niños, cocinaba, hacía la limpieza y la compra, era un manitas, tenía un trabajo estupendo, preparaba unas barbacoas de morirse y amenizaba las reuniones cantando con su guitarra. Elisa era la envidia de nuestras mujeres y él un azote continuo a nuestra cada vez más amenazada masculinidad.
   Por eso, aquella tarde que nos lo llevamos de pesca, tras empujarle al agua, estuvimos esperando que emergiera tan campante.
   Cómo íbamos a imaginarnos que no sabía nadar. 

 

Relato ganador de la semana 18 de la XIV Edición de Relatos en Cadena de la SER  ganador mensual del mes de febrero y tercer casificado en la final anual

 

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