Mi realidad
Este se va a enterar de lo que vale un peine, pensé mientras
me zarandeaba. No sabes con quién te estás metiendo, imaginé que le decía
cuando la sangre inundaba mi boca. Más vale que huyas, cobarde, le transmití
mentalmente a punto de perder el conocimiento.
Cuando me abandonó sobre la acera dándome por muerto sonreí: Superman
había ganado otra batalla contra el mal.
Asperger
―Este se va a enterar de lo que vale un peine y cada una de
sus púas― me dijo el pequeño Germán al oído, mientras cerraba los puños con
furia.
Yo no entendía nada: un peine de plástico o metálico, que en ningún caso se
vende con las púas por separado, a no ser que sea de plata u oro, como los de
las princesas, no es excesivamente caro. En cualquier caso, dudaba de que a
Jorge le interesara semejante información.
Cuando llegamos al banco donde estaba sentado con nuestra hermana,
Germán no le dijo nada de peines, sino que, para mi sorpresa, le plantó un puñetazo en la cara.
Relatos presentados a la Semana 12 de la VIII Edición de Relatos en Cadena . (http://escueladeescritores.com/concurso-cadena-ser/ )