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jueves, 5 de junio de 2014

Perdición nórdica



  
    Llevaba foto en el móvil, la referencia y los 14,99 (15 para ser exactos) en el bolsillo. Acerté con la entrada y me aseguraron que  encontraría la salida, aunque enseguida noté que el lugar estaba diseñado para confundirse: había rincones que invitaban a reposar, a leer e incluso a dormir. Pronto me obnubilaron miles de colores y formas, ingeniosos sistemas, espacios imposibles e intrigantes artilugios. Enloquecí: deseaba poseer muchos objetos que, de repente, consideraba absolutamente imprescindibles en mi vida. A pesar de las flechas, atajos y planos, pasé horas dando vueltas en aquel laberinto, sin encontrar el BARNSLIG verde  para el cuarto de Martina, mientras llenaba la bolsa de tesoros y anotaba febrilmente números con un minilápiz en un  papelito, como había visto hacer a un señor muy serio.
   Me sentía feliz e ilusionado cuando alcancé el final portando innumerables cajas y cachivaches. Ni siquiera miré el importe cargado en la tarjeta; aquel bienestar no tenía precio, pensé.
    Pero Marga no opinó igual: gritó hasta quedarse afónica y me echó de casa sin que pudiera impresionarla montando aquellas maravillas. Lo peor fue que, cuando pregunté si estaba enfadada por no haber encontrado el dichoso espejo, se había hecho la sueca.

 Relato presentado el mes de Junio en ENTC (Tema: En el laberinto)(http://estanochetecuento.com/40-perdicion-nordica-eva-garcia/)

2 comentarios:

  1. Eva, un juego muy ingenioso con ese marca sueca de muebles, que sin duda es un laberinto una vez se entra, pues no es sencillo que uno salga como llegó.

    Suerte con el concurso.

    Abrazos.

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    1. Hola Nicolás, Pues yo no creo que llegue muy lejos, pero ¡enhorabuena por la mención este mes de tus Espejismos! Un abrazo.

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