
Huesos de cristal (interior)
Intentaba disimular que no era como los demás y aunque no
saltaba, no corría ni hacía deporte, contaba cuentos alucinantes e inventaba
juegos maravillosos. Solo Luci conocía su secreto y es que David era, según
decía su abuela, como los ratones: por dentro no tenía esqueleto.
Nacimiento (vida)
Gritos, sudores. Un poco más. Cuando perdió el ritmo de
respiraciones se tiró sobre su vientre para ayudarla a empujar. Por fin salió,
oscuro, escurridizo: se lo dieron apenas lloró.
Jamás pudo olvidar aquel olor a vida mientras los
médicos trataban de vencer a la muerte
deteniendo la hemorragia.
Quería ser como ellos y pasar su vida volando, aferrándose
esporádicamente a los aleros, durmiendo en el cielo, alimentándose en la brisa,
sin tener que tocar, jamás, el suelo. Miraba sus pies atrofiados sintiéndose un
vencejo. Aquel día decidió no frenar la silla al borde del acantilado.
Trampa (ojos)

Aperturas (ángulos)
Recibía un bofetón de su recto padre cuando no podía
reprimir ser agudo. Al final acabó, como todos sus hermanos, volviéndose
obtuso.
Su piedra
(él)
Paseó su mirada por todos: los que la contemplaban
expectantes, los que le guiñaban el ojo, los que le ofrecían flores o bombones,
los que tímidamente posaban su vista en cualquier otro objeto…Pero una vez más
le escogió a él, a pesar de su actitud altanera y despectiva.
Relatos presentados a la Sortija de las XIII Microjustas (http://www.ociozero.com/foro/xiii-concurso-de-microjustas-literarias)
Buen ramillete Salamandra, escribes como Nadie, je je.
ResponderEliminarUn besazo.
Pues ahora que lo pienso, o me he despistado mucho, o no me he enterado de cómo escribiste tú... Gracias salao, he tratado de extirpar los malos malísimos, que abundaban ;).
EliminarDos besazos.