La carcajada le
brotó de lo más hondo, incontenible, salvaje, rayana en la locura. Le tenía a
su merced, rogándole por su vida, con su carísimo traje chorreando su propia
inmundicia, apestando a ser humano cualquiera, sudoroso y perdido el porte de
señorito, los mechones engominados revueltos y la expresión sin rastro de su
habitual prepotencia, indiferencia y orgullo. Solo tenía que apretar el gatillo
para librar al mundo de una sabandija indeseable y ambiciosa que se creía por
encima de los demás y no tenía escrúpulos en destrozar existencias ajenas.
Pensó en sus padres que tras una vida entera de trabajo apenas sobrevivían pagando medicamentos.
Pensó en las llagas de María, encamada para siempre y esperando inútilmente la
ayuda. Pensó en su hijo, tratando de encontrar un futuro en un país extraño.
Pensó en el día que le echaron del cuerpo por negarse a colaborar con el
injusto desalojo de la viuda de Gómez, en el día en que dejó de cobrar
subsidio, en el día en que aquel tipo se cruzó en las vidas de tantas personas
que él había jurado proteger para chuparles la sangre y condenarles a la
miseria.
Después pensó que
no merecía la pena mancharse las manos de sangre, rebajarse a su nivel, dejar
que su indignación se transformara en violencia para darse un placer fugaz que
terminaría destruyéndole a la larga.
―Soy mejor que tú ―le espetó con asco bajando la pistola que
había logrado conservar―. Lárgate de mi vista y recuerda que te perdoné la
vida. Pero no tientes más a tu suerte. Más vale que te replantees lo que estás
haciendo con la gente o, mejor aún, dimite y desaparece.
Y dándose la
vuelta le dejó allí, lloriqueando, descompuesto y sucio, con la vana esperanza
de que hubiera aprendido la lección, con la nula esperanza de que no acudiera a
los medios afines a contar mentiras sobre lo sucedido tratando de convertirlo
en una ventaja electoral, con la poca esperanza de haber tomado la decisión
correcta.
Mi granito de arena a la primavera indignada ( http://lacolinanaranja.blogspot.com.es)
Hola, Eva.
ResponderEliminarVaya relato. Me has tenido con los pelos de punta todo el tiempo. Pensé que le desecerrajaba un tiro entre ceja y ceja, pero al final hizo lo correcto. No podemos tomarnos la justicia por nuestra propia mano.
Buenísima historia.
Un besazo, guapa.
Hola Towi. Yo creo que es difícil a veces controlar la rabia, pero si nos ponemos a la altura de quienes nos machacan, perdemos los argumentos. Un besazo, hermosa y gracias. tratare de ponerme al día con todos los indignados.
Eliminar¡Cuantas ganas de apretar el gatillo y saldar tantas deudas!
ResponderEliminarMuy bien creada la tensión y resolución políticamente correcta, no te vayan a acusar de inductora de alguna barbaridad.
Besos Eva.
Si, Rafa, hoy día hay que andarse con ojo. Saben que caminan sobre un polvorín. Besos y gracias
EliminarBuena descripción de cómo manejarnos con la indignación. Saludos
ResponderEliminarHola Ana, es importante manejarla para que no te maneje ella a ti. Gracias y saludos.
EliminarComo dicen por ahí arriba: tenemos que mantener la calma, no se puede pensar bien de otro modo.
ResponderEliminarBuen micro, felicidades
Luisa, mi asignatura pendiente, con la sangre caliente no se puede pensar. Te debo minutos de dedicación. Besos y gracias
EliminarEva, pensó bien y actúo como muchos seguro actuarían, aunque la violencia nunca es la solución, por mucho que ellos la utilicen, a su manera, contra nosotros.
ResponderEliminarBuen microrrelato indignado.
Besos.
Lo malo es que ellos no lo consideren violencia, sino un modo habitual de comportarse sin pensar en daños colaterales. Gracias Nicolás, Fran Rubio me pidió que te garrapateara mi despojo, me debes lo mismo, algún día ;). Besos
Eliminar¡Inocentes tu protagonista!! Seguro que se mearía la pata abajo, pero al volver a su realidad volvería con más afán de poder y seguro que le buscaría para hundirlo y vengar lo que ese inmundo ser, creería fue una humillación. Hoy Eva, la falta de valores hacen confundir a las personas y lo que realmente debemos valorar. Muy buena tu aportación. Felicidades.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Si, yo también me temo que solo 'aprenden y callan' en la spelículas. Hoy día cualquiera denuncia, y cuanto más resuene mejor, aunque ni siquiera tenga razón, basta con tener pasta y buenos abogados que encuentren los huecos de la ley que permitan escabullirse a sus defendidos. Creo que si la credibilidad en la justicia se restaurara y realmente fuera igual para todos, muchos males y muchas indignaciones desaparecerían. Un besico, Nani.
EliminarVaya relatazo, creía que ya había pasado por aquí a leer tu PMI y vaya sorpresa cuando me he encontrado con esta grata venganza resuelta de modo correcto. Seguro que el despreciable engominado lo hubiera apretado. Además, un tema de marcada actualidad. Has sido valiente como tu personaje. Sigue apasionándonos así de bien cada semana. Un beso.
ResponderEliminarQue triste que hacer ficción con estos temas sea de valientes ¿no te parece? Que mal vamos... Gracia spor tus palabras y otro beso a ti.
EliminarPues la tesitura del protagonista era de altura... nos has explicado la diferencia entre justicia y justiciero. Lamentablemente, de triste actualidad últimamente. Voy algo retrasado en todo lo que es posible retrasarse, así que me ha encantado llegar a tu casa y ver tanto y tan bueno por leer. De nuevo y van tres esta noche, un besote :)
ResponderEliminarPues , de nuevo, y ya no sé cuantas van, gracias Juan Antonio. Me voy a ir flotando por las escaleras a la cama ;o) Otro beso a ti.
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