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jueves, 11 de octubre de 2018

Push-up labial


Me la recomendó Teresa, mi amiga viuda, experta  en cambios radicales urgentes de todo tipo. A mí jamás se me hubiera ocurrido. Pero la situación era desesperada.
Me puse en manos de aquella profesional que ayudaba, por una pequeña fortuna,  a las personas que, como yo, habían perdido los papeles del saber estar. Me miró, me escuchó y apenas pude soportar la vergüenza de descubrir lo que vio en mí, pero realmente era lo que había. Por eso estaba allí.
Su voz, inesperadamente dulce, me empapó y peinó mi corazón suavizando cada enredo del nudo de mi pecho. Relajada, como hacía mucho que no me sentía, dejé que acariciara mi cabeza con sus palabras y sentí que los rizos de mis neuronas rebeldes dejaban de encresparse. Noté que poco a poco afloraba la sonrisa que hacía tanto que no sabía componer y ella pulverizó una nube de silencio necesario y cómplice para fijarla. Y me entregó la pastillita insípida de mi felicidad.
Fue así como, al día siguiente, soporté ver a mi hermana casarse con el amor de mi vida. Y fui capaz de dejar caer la dosis mortal en su copa y sonreír mientras brindaba con ella sin despeinarme.





Relato presentado y mencionado en la octava convocatoria de Esta Noche te Cuento 2018, inspirada en la foto de Víctor Lax (http://estanochetecuento.com/04-push-up-labial/ )

2 comentarios:

  1. Hola, Eva, solo quería decirte que han salido los vídeos de "100 palabras contra la pobreza", que los he visto por casualidad en Twitter en este enlace https://twitter.com/EAPNes/status/1065263627526172675

    Me encantan tus relatos :-)

    Un saludo,
    Elena

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  2. ¡¡Muchas gracias Elena!! Yo ya pensaba que no lo iban a hacer. Un beso grandote.

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