Papeleta espacial
―Es que no tuviste bastante combustible para llegar más
lejos ―me contestó impasible, sin dejar de preparar su equipaje, cuando, en mi
desesperada diatriba, balbuceé la pregunta más estúpida que podía habérseme
ocurrido para intentar que se quedara.
Era verdad. No había llegado hasta allí buscándola ni me
había quedado a su lado por amor. Guardé silencio y, resignado, maldije los
cálculos chapuceros de los ingenieros aeronáuticos, la incapacidad de los
reactores de mi nave para funcionar con hielo meteorizado, la promesa de
rescate que me hicieron en la última transmisión y la costumbre de aquellos
seres nómadas de cambiar de planeta cada noventa lunas.
Excusas
―Es que no tuviste bastante oxígeno ―me explicó la sirena
mientras me acompañaba a la superficie para que encontraran mi cuerpo y mi alma
pudiera volar hacia el cielo.
¡Como si su canto no hubiera tenido nada que ver! Me había
parecido muy poco amable por su parte hacerme tragar todo su repertorio antes
de que yo pudiera empezar con el mío. Quizá con un dueto hubiéramos ahorrado
tiempo, oxígeno y mi funeral. Incluso la improvisación a capella hubiera
mejorado muchísimo pero, ya se sabe, el narcisismo de algunos divos roza lo
patológico.
Relatos presentados a la semana 14 de la X Edición de Relatos en Cadena. (http://escueladeescritores.com/concurso-cadena-ser/ )
Me gustan, pero un poquito más el de la sirena. Ignoraba que tuvieras tantos conocimientos de viajes siderales.Besos.
ResponderEliminar