La descubrí por casualidad. Estaba camuflada con la corteza de una pseudoacacia chupando las flores de pan y quesito. Movía los labios como si le contara al árbol un secreto. Desde entonces convertí el reto de buscarla en mi pasatiempo preferido. A veces la divisaba sumergida entre las margaritas, vestida de blanco y amarillo. Otras, completamente de negro, como prolongación de la sombra de un muro, o de azul y verde, fundiéndose con la orilla del lago. Su habilidad para pasar desapercibida me fascinaba. Nunca observé que tuviera compañía ni hablara con nadie.
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Dibujo de Paloma Casado |
Nunca volví a encontrarla. Pero a veces acaricio el tronco donde la vi por primera vez suplicándole que me desvele
su nombre.
Relato presentado a la tercera convocatoria de Esta Noche te Cuento 2021, inspirada en la vergüenza y la confusión (ENTC )
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