
Cuando la madrugada congela con su abrazo invisible de bruma el
pálpito de mis entrañas, rebusco el calor de su mirada inocente en mi frágil memoria.
Cuando la luz de peligro destella en mi cabeza y descubro en
mi bolsillo la caja de cerillas, tarareo nuestra canción, balanceándome, como
hacía ella.
Cuando pregunto qué hora es, siempre es mediodía. Siempre
hace calor. Siempre es quince de agosto. Siempre hay sangre en mi mano. Siempre
hay fuego en la casa. Siempre suenan las sirenas que me anclaron a ese
instante. Siempre hay una piruleta en el suelo. De fresa.
Cuando el silencio de la tarde me enfrenta al reflejo sin
lágrimas de la ventana, cuando sólo veo a un monstruo desquiciado sin futuro,
cuando adivino de reojo los lazos encarnados de sus trenzas deshaciéndose
furtivos, cuando me quiero morir, oigo su risa.
Y entonces comprendo que ella desea que viva cada uno de los
días que me queden recordándola.
Relato presentado a la primera convocatoria de Esta Noche te Cuento 2019, inspirada en el color rojo (https://estanochetecuento.com/27-desconsuelo/)
y publicado en la revista digital Amanece Metrópolis (https://amanecemetropolis.net/desconsuelo/)
y publicado en la revista digital Amanece Metrópolis (https://amanecemetropolis.net/desconsuelo/)