Era la quinta mañana que sucedía. El mundo se había vuelto
loco. O eso, o Richard había empezado a
poner algo raro en las magdalenas. Algo que hacía que la gente se disfrazara de
personas normales, grises y vulgares, para salir a la calle. Increíble.
¿Dónde estaban los duendes traviesos, las bailarinas de
claqué, los piratas cojos, las reinas moras, los enanos saltarines o los niños
gato? Por un momento estuve a punto de caer en la tentación de pedir algo para
mojar en el café. Tenía hambre. Pero decidí que no me arriesgaría a hacer nada
que me impidiera ser yo mismo.
Relato presentado a la primera convocatoria de Esta Noche te Cuento 2018, inspirada en la foto de Thomas Hoepker (http://estanochetecuento.com/principios/)
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