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domingo, 26 de febrero de 2023

Lepidópteros

 

Podría aderezar esta declaración con una risa amarga y sarcástica, con un llanto atragantado o con pedantería despectiva, pero intentaré ser comedido: todo fue culpa de las célebres mariposas.

No sé qué iluminado aseguró que colonizaban estómagos, como si de parásitos se tratara, cuando el amor nos posee. En ese estado, todo el mundo imagina bellos insectos de colores revoloteando por las entrañas. No piensan en los jugos gástricos, no razonan que antes fueron gusanos que en algún momento ingerimos ¿tal vez con el primer beso?

Admitiré que una vez, víctima de la pasión, sufrí unos calambres, un extraño hormigueo ¿Acaso las hormigas no son dignas de pulular por nuestras vísceras también?

Entonces decidí investigar. Crié distintas especies aunque, basándome en los efectos que yo mismo había experimentado, siempre sospeché del género Acherontia. Intenté reproducir el ciclo en ratones, pero  fallaba la metamorfosis en medio ácido. Concluí que la clave era la ausencia de sentimientos en los roedores.

Por eso merodeaba por los parques y capturaba ejemplares jóvenes visiblemente afectados por el amor. Por eso practicaba las disecciones.

Pero insisto, lo realmente importante aquí es que jamás hallé ni rastro de macaones o esfinges calavera que demostraran esa estúpida teoría.

 

 

 

 

 Relato presentado a la segunda convocatoria de Esta Noche te Cuento 2023, inspirado en Amantes, amentes, de Terencio ( Amantes, locos) (https://estanochetecuento.com/04-lepidopteros/ )

 

 

 

viernes, 10 de febrero de 2023

Amanece metrópolis

 

El albéitar

 


El tío Antón igual tumbaba a un buey díscolo con un brazo que curaba perros rabiosos metiéndoles rábanos picantes en la garganta. No había silla que no reventara, pero tampoco dama que no suspirase por su vigor. Y aunque, cuando lo de Rosita, hubo un tiempo en que los demonios líquidos le sedujeron con sus brillos color caramelo desde el cristal de las botellas, logró que no escarcharan su cerebro. Y todos nos alegramos de que siguiera sin haber dedos más dulces a la hora de desenredar cordones, voltear criaturas en la matriz y acariciar la fuerza de la vida.

 

 

 

 

 

https://amanecemetropolis.net/el-albeitar/