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miércoles, 18 de septiembre de 2019

Disoluciones


  Nací con una ciénaga en las entrañas. Cuando cumplí un año, mi padre se marchó de casa avergonzado. Dicen que no pudo soportar ni un día más que el fango de mi llanto le embadurnara la camisa. Mi madre siempre trató de quitarle importancia y me aseguraba que yo era hijo del Rey Tritón.
  Los médicos analizaban desconcertados  el limo lleno de gusarapos que corría por mis venas y mi orina color café. Como nadie sabía decirme por qué el barro ensuciaba todo en mi vida, lo de ser mitad anfibio me pareció lo único verosímil. Andaba buscando algún pantano recóndito al que huir en soledad, cuando te conocí.
  Eras luminosa y transparente. Y no sé cómo lo hiciste, pero tu naturaleza cristalina y sin manchas contrarrestó mi existencia lodosa. Poco a poco, con la efervescencia de tu saliva, mis fluidos se tornaron claros y llevaderos.  A su vez, tu carne incolora comenzó a broncearse y perder fragilidad, y abandonaste tu forro de algodones.
  Encantados  con  la extraña simbiosis de nuestras rarezas, intentamos vivir como personas vulgares. Y un día, paseando por el parque de la mano, nos dimos cuenta de que, por fin, la gente había dejado de mirarnos.

Relato presentado a la sexta convocatoria de Esta Noche te Cuento 2019, inspirada en el color marrón ( https://estanochetecuento.com/02-disoluciones/)