Negocios con Mr. Pérez
Vuelven a dejarlos debajo de sus camas, después de haberlos
limpiado bien hasta que brillen como les recomendó la abuela. Así valen más.
Esta vez estaban bastante llenos de sangre porque, para sacárselos, han tenido
que recurrir a sendos puñetazos. Pero las peonzas con luces de neón que venden
en el kiosko de abajo lo merecían.
Abriendo los ojos
Vuelven a dejarlos debajo de sus camas, desilusionados. Este
año tampoco han conseguido que los Reyes Magos se detengan en su casa a poner
algún regalo junto a sus zapatos, ahora ya empiezan a preguntarse si lo de
tener que portarse bien no será un camelo.
Vuelven a dejarlos debajo de sus camas, perfectamente aparcados, para que pasen la noche como en un garaje.
Pero a medianoche encienden la luz y vuelven a sacarlos para mirarlos otra vez:
tan relucientes, tan coloridos, tan perfectos. Todavía no entienden por qué el
tío Nicolás los guardaba en su vitrina sin dejarles jugar con ellos.
Nenucos risitas
Vuelven a dejarlos debajo de sus camas, pero ni siquiera eso
apaga las carcajadas y tienen que cogerlos de nuevo. Natalia opina que solo se
callarán si logran quitarles las pilas. María propone cortarles la cabeza.
Acuerdan que la mejor solución es meterlos en la bañera para que se ahoguen.
Cualquier cosa antes de reconocer, después de tanto haber insistido en
tenerlos, que les da un miedo atroz aquella risa artificial.
Relatos presentados a la semana 9 de la IX Edición de Relatos en Cadena. (http://escueladeescritores.com/concurso-cadena-ser/ )
¡Me gustan todos, Eva! Pero me quedo con el último que me ha arrancado una carcajada.
ResponderEliminarMil besos requeteguapa.
Gracias preciosa, a mi hay muchos muñecos que , aún hoy día, me dan miedo... Mil besos a ti!
EliminarMenuda cosecha, qué envidia.
ResponderEliminarMe gusta, solo un poco más, el último porque... la verdad es que... me suena haberlo vivido, jajaja
Si, si, yo creo qu elos fabricantes a veces se olvidan de qu elos juguetes son para los niños.... Besos y gracias Luisa.
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