Que no, que yo no soy así. Las cosas, si se
hacen, hay que hacerlas bien, no de cualquier manera. No entiendo a las mujeres
de ahora, que huyen del romanticismo y las buenas intenciones: cualquiera diría
que no saben apreciar a un caballero, a un hombre de verdad que desea darles
una estabilidad y rodearlas de amor puro.
Ya volverá, necesita tiempo para darse cuenta que solo yo
puedo ofrecerle lo que realmente desea.
Cada vez que recuerdo su obstinación por
parar en aquel motel de tres al cuarto, para que retozáramos desnudos sobre
vaya usted a saber que tejidos sin lavar, me entran escalofríos. Porque yo, en
el coche, en el campo o en la playa, no me inspiro: la gente desconoce los peligros de la falta de higiene
y de la exposición del cuerpo a los gérmenes ambientales.
Que no, si algún día damos el paso, será en
mi casa, si no están mis padres claro, o en un hotel con suficientes estrellas
y garantías. Lo nuestro merece ser especial, ¿no cree doctor?
Porque volverá, lo sé: tan solo hace quince
días, un mes y diecisiete años que se marchó… pero... ¿qué me está usted
recetando?
Relato presentado el mes de Julio en ENTC (Tema: En aquel hotel de carretera) (http://estanochetecuento.com/3-pastillas-para-no-sonar-eva-garcia/)
No hay que inspirarse para hacer el amor. El amor es la inspiración, y el lugar, simplemente la anécdota.
ResponderEliminarEl final me ha sacado una sonrisa, que espere, pero sentado.
Buena apuesta, Eva. Que haya suerte.
Hola Raquel. Cada cual entiende el 'amor' a su manera. Probablemente no caiga del guindo y siga sentado, esperando. Gracias por tu visita y un besazo.
EliminarMuy original el enfoque que le das al micro, con ese personaje tan escrupuloso y trasnochado que busca el lugar perfecto para entregarse al amor sin pensar en la espontaneidad del acto.
ResponderEliminarEl final lo dice todo, y nos extraes una sonrisa .
Besos y pasaré por ENTC y apuntaré algo mas.
Puri
Creo que más casi peor que su 'escrupulosidad' es su enorme e inamovible amor por si mismo. Gracias Puri. Un beso.
EliminarEy, otro relato con banda sonora Sabinera al pelo... No digo más, je je.
ResponderEliminarSi no es capaz de superar sus pamplinas es no s-ha-namorao-ni-ná. Salvo de sí mismo, claro.
Que no espere, que salga al mundo a que le receten un par de tortas bien-dás, je je, y luego si eso...
Con lo bonito que es retozar en cualquier rincón del bosque, o de una charca.
);-P
Besos Salamandra
¡Claro que sí, claro que sí! Este quiere vivir cien años fijo y ser Matusalén ¡que se vacune contra el azar!. Retozar es bonito en cualquier lado. Incluso el verbo lo es. Porque no es lo mismo tozar, que retozar que tritozar, que te quede claro :)
ResponderEliminarBesos osito.
Eva, un microrrelato muy simpático, con esa terapia que se aprecia de todo insuficiente y del que el protagonista aún confía. Y es que en la vida hay que ser más espontaneo, encerrarse en las formas es practicamente morir.
ResponderEliminar¡Mucha suerte con el concurso!
Abrazos.
Hola Nicolás. Verte por aquí me ha recordado aquel otro micro 'sabinesco' con el que tropezamos a la sombra de un león. Me alegra doblemente, por tanto, tu visita. ¡Gracias! Y un beso.
EliminarEva, que relato más bonito y que final más inesperado, me ha encantado. Felicidades y mucha suerte.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Hola Nani, he leído por ahí que has perdido unos besso enlatados o algo así ¡eres única!. Tengo poco tiempo, para comentar, pero que sepas que si los veo, te aviso. Gracias por tu visita , ¡muchos besos!
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